Porque la Tauromaquia, con toda su carga de rito y de esencia, no puede perder el tren de los nuevas tecnologías para potenciar su capacidad de incursión social.
Lo vertiginosa de la evolución social, cada vez más ligada a la imagen, obliga al toreo a desarrollarse en el cuarto tercio del futuro que son internet y las redes sociales.
Cambia la sociedad y cambia el público y la Tauromaquia tiene que adaptar su lenguaje y sus formas para ser cada vez más conocida, más comprendida y más respetada.